Aceptar que los hijos se hacen mayores y que tienen que buscarse la vida no es tarea fácil. Algunos progenitores tienden a sobreproteger a sus hijos, una actitud parental más perjudicial que beneficiosa para ellos y que con cierta frecuencia es motivo de consulta a los psicólogos de Psicosalud Almería.
Los niños no pueden ser todo el día el centro de atención de los padres. Estos, deben aprender a dejarles su espacio, para que ellos mismos combatan, por ejemplo, con su aburrimiento o su frustración y vayan así adquiriendo habilidades y competencias. De este modo, los padres deben educar en responsabilidad para formar hijos autónomos y que sepan resolver problemas por sí mismos. Es decir, emocionalmente inteligentes.
-¿Por qué los padres suelen sobreproteger? Principalmente, se sobreprotege a los hijos por dos motivos:
- Por miedo: Por tener miedo a algo, no le dejo hacer tal cosa. Por ejemplo, por miedo a que se rompa una pierna, no le dejo ir de acampada; por miedo a que no duerma bien, no le dejo que vaya a casa de su amigo a dormir; por miedo a que no apruebe los exámenes, no le dejo que haga ninguna tarea en casa, mejor que estudie, etc.
- Por evitarles el sufrimiento: por ejemplo un niño que se le ha olvidado hacer la tarea porque se ha entretenido jugando con la Tablet. El padre sobreprotector, para evitar que su hijo sufra al día siguiente en clase cuando el maestro le pida la tarea, le firma un papel exculpándole, afirmando por ejemplo, que les surgió un imprevisto o un problema y no ha podido hacer la tarea.
Las consecuencias de la sobreprotección son la irresponsabilidad, la falta de autonomía, la baja autoestima y la promoción de las personalidades débiles.
-¿Cómo pueden los padres no sobreproteger a sus hijos?
- Pensando que lo que tenga que pasar, pasará. Si mi hijo se tiene que ir de acampada seguro que le ocurren cosas. Estar pensando que se puede estrellar el autobús no ayuda a nadie. Que va a coger frío por la noche si no se tapa, que se va a traer ropa que no es suya, son cosas normales que le pueden pasar y los niños tienen que tener la oportunidad de explorar, equivocarse y aprender.
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Recuerda: DATE LA OPORTUNIDAD
Fernando Aranda. Psicólogo, estudiante en prácticas en Psicosalud Almería del Máster de Psicología General Sanitaria.
