El término de persona tóxica o relación tóxica se ha vuelto bastante popular en los últimos tiempos en el mundo de la psicología y los psicólogos. Este tipo de relaciones producen serios desajustes en nuestra vida y autonomía. Este tipo de personas están integradas en nuestro en nuestra vida. Se trata de personas que nos rodean a diario; podría ser uno de tus amigos, un familiar o incluso tu propia pareja.
Las llamadas personas tóxicas no necesariamente buscan hacer daño a los demás, simplemente su forma de ser puede ser lesiva para nosotros. Lo importante es saber identificar que la relación con esa persona se ha vuelto perjudicial para nosotros y así poder actuar en consecuencia. De no ser de esta manera, estas relaciones tóxicas pueden terminar atrapándonos, robando nuestra energía, impidiéndonos avanzar en consonancia con nuestros valores, algo que desde Psicosalud Almería trabajamos mucho. En resumidas cuentas, quedaremos atrapados en una trampa negativa de la que nos será muy difícil escapar.
Como persona tóxica podríamos considerar a cualquier persona que dentro de una relación interpersonal desgasta, intimida, cosifica al otro, lo culpabiliza o lo ningunea.
Estas personas pueden optar por desempeñar dos tipos de roles; o bien el de víctima (son personas con una vida marcada por la inseguridad, la falta de afecto y atenciones, y con una importante inmadurez, lo que les lleva a una conductas desadaptativas en los diferentes contextos en los que se desenvuelven). O bien el de victimario (que se caracterizan por haber tenido una infancia de sobreprotección y consentimientos por parte de los familiares, disfrutan siendo el centro de atención y creando conflictos). Algunos rasgos que nos pueden ayudar a reconocerles:
- Son egoístas.
- Son pesimistas.
- Son envidiosas.
- Son infelices.
- No tienen conciencia de sí mismos.
- No se alegran de los triunfos ajenos.
- Son posesivas.
- Siempre tienen la razón.
- Demuestran falta de tacto.
Si no les agrada algo, a ti tampoco debería de agradarte. Hablan mal de otras personas continuamente. Tengamos claro que el amor, sea del tipo que sea y venga de quien venga (familiar, amigo, pareja, etc.) jamás vendrá acompañado de malestar, ni de culpa, ni de miedo, ni de dependencia. El amor debe estar cargado de bienestar, de empatía, de satisfacción y de comprensión. Si no es así, no es amor sano.
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Recuerda: DATE LA OPORTUNIDAD
Ana María Jordan Ruiz. Psicóloga experta en estimulación temprana. La Casilla Centro de estimulación cognitiva. 655 92 26 24
