«Aquellos que no lloran, no ven”. Víctor Hugo.
El duelo consiste en un proceso psicológico de adaptación, considerado normal en psicología, que se produce a partir de alguna pérdida (familiar, pareja, trabajo, etc.). En lo que respecta al tiempo que dura el duelo, no existe consenso debido a que cada persona es distinta a las demás.
Se considera que el duelo tiene cinco etapas o fases, aunque éstas, como se ha comentado, son meramente orientativas, pues cada persona tiene un ritmo distinto al resto y una manera diferente de pasar por esto. Estas etapas son las siguientes:
- Negación: consiste en no querer ver la realidad tal y como es, con la nueva pérdida sufrida. Es un método que tenemos de racionalizar y de defendernos ante todo el cúmulo de emociones que se vive en esos momentos.
- Ira: a medida que la negación y la ocultación de la realidad desaparecen, surge todo el dolor y el “baño de realidad” de la persona, transformándose el intenso dolor en ira y enfado.
- Negociación: consiste en buscar otras maneras de actuar con el fin de haber evitado la pérdida. Por ejemplo: “si hubiéramos ido antes al médico…”, “si hubiera hecho ese informe, no me habrían despedido”, etc. Estos reproches son normales hasta que se entienda que dicha pérdida es inevitable para todos.
- Dolor emocional o depresión: es una fase de abatimiento y tristeza, a la vez que nos queda un sentimiento de vacío por la pérdida. Aquí empezamos a comprender que hay tanto que aceptar la pérdida como comenzar a vivir la nueva vida.
- Aceptación: se admite que la pérdida ocurrida es real, siendo muy característico la falta de emociones intensas y el cansancio, tanto físico como mental tras el proceso ocurrido.
Algunas recomendaciones generales para aquellas personas que pasan por el proceso de duelo podrían ser las siguientes:
- Expresar sentimientos con familiares, amigos y allegados, no negándose a sentir dichas emociones. Es necesario validar el dolor y pasar esta etapa.
- Mantener el contacto con relaciones personales antiguas y formar otras nuevas.
- Expresar cómo se va llevando el duelo y lo que se va logrando con el paso del tiempo.
- Retomar de manera paulatina las actividades que se realizaban antes de la pérdida, aunque esto suponga un gran esfuerzo. Esto es, aceptar que no podemos cambiar lo ocurrido y comprometerse con actividades que nos acerquen de nuevo hacia lo que valoramos en la vida. Esto es de vital importancia, pues puede suponer la diferencia entre caer en una depresión mayor o simplemente un estado de tristeza adaptativo debido a la pérdida.
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Pablo Larios Jimenez. Psicólogo colaborador en PsicoSalud Almería