El Día de Todos los Santos (también denominado Día de los Muertos o Día de los Santos Difuntos) es una fecha emotiva para millones de personas en todo el mundo, ya que se conmemora a quienes han fallecido.
Dependiendo del país y la región en el que se celebre, este día se experimenta de diferente manera: por ejemplo, en México está considerado como una de sus fiestas principales, donde existe la creencia de que las almas de los fallecidos regresarán ese día para visitar a sus familiares. En el caso de España, es costumbre visitar los cementerios y dejar flores a modo de ofrenda a los ya fallecidos.
Este recuerdo de los antepasados puede reabrir heridas no cicatrizadas debido a las emociones generadas ese día, tales como tristeza profunda, aturdimiento, e incluso culpa e ira, sobre todo, en aquellos casos en los que el duelo no se ha cerrado completamente. Sin embargo, este día también consta de diferentes e importantes beneficios psicológicos.
Uno de los primeros beneficios de que exista un día específico dedicado a los que ya se han ido es el tener un tiempo para el recuerdo de la persona. Este recuerdo dependerá de variables como el tiempo que haya transcurrido desde el fallecimiento, o el tipo de pérdida, lo que hará que la fecha remueva sentimientos de diferente intensidad. No obstante, puede ser un buen día para recordar todo lo que esa persona aportó en tu vida, todas las enseñanzas y experiencias que compartisteis, pues recordar aviva los sentimientos y emociones de manera que pueden ser muy parecidos a los vividos en la situación real.
También, este día puede ser útil para aceptar tus emociones. Perder a un ser querido siempre es doloroso y es importante saber reconocer las emociones y sentimientos que tienes. Por ello, es muy beneficioso expresar los sentimientos acerca de la persona fallecida y lo ocurrido, lo que te ayudará a la hora de conocer más a fondo tu estado emocional.
Por último, esta celebración puede ser un buen momento para hablar desde la sinceridad a los más pequeños sobre qué es la muerte (siempre teniendo en cuenta su edad, nivel de entendimiento, experiencia o vínculo que le une con la persona fallecida, etc.). Así, se pueden ir respondiendo las preguntas curiosas de los niños acerca de la muerte de manera tranquila, transmitiendo que algunas emociones como la tristeza son muy comunes. De este modo, además de aumentar su nivel de pensamiento abstracto, estarás enseñando otro modelo de conducta que relacione el amor y la muerte como parte de la vida.
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Recuerda: DATE LA OPORTUNIDAD
Cristina López Guerra, psicóloga y estudiante en prácticas del Máster en Psicología General Sanitaria en Psicosalud Almería.