Perder a un ser querido no es fácil. El tiempo después de la pérdida está repleto de confusión emocional, cambios y caos.
Tanto para los adultos como para los niños, el duelo es un proceso importante que permite: aceptar que un ser querido ha muerto, lidiar con sentimientos difíciles y decir adiós.
La mayoría de los adultos desconocen qué hacer para ayudar a sus hijos y en ocasiones tienden a no hablar sobre la situación ni mostrar sus sentimientos.
Sin embargo, aunque resulte muy doloroso y difícil, es mejor hacerlo pronto. Pasadas las primeras horas ha de buscarse un momento y un lugar adecuado y explicarles lo ocurrido con palabras sencillas y sinceras.
Permitir al niño asistir y participar en el funeral o el entierro, puede ayudarle a entender el paso de la muerte. Si los padres están demasiado afectados, puede ser conveniente que otra persona (un familiar o amigo de la familia) se ocupe de atenderle y de acompañarle durante estos actos.
Cada niño reacciona de manera diferente a la noticia. Toda reacción es válida. Lo importante es que te mantengas al lado de tu hijo para ofrecerle abrazos o el consuelo que tanto necesita.
Los niños no siempre se comunican con palabras. Cuando hay una herida que no puedes ver, aparecen ciertos cambios de conducta. Así que debes saber observar y escuchar.
Las reacciones más comunes del duelo en niños incluyen: peleas, negación, cambios de humor, autoculpa, miedo a estar solo, problemas académicos, regresión a los comportamientos de la primera infancia, quejas físicas como dolores de estómago o dolores de cabeza, problemas para dormir, falta de sentimientos. Por todo esto, es sumamente importante estar atento a estas señales de alerta.
Recordar y compartir recuerdos felices ayuda a sanar el dolor y activar los sentimientos positivos. De este modo, los niños expresarán sus sentimientos si te ven demostrar los tuyos.
Por último, el duelo en niños y en adultos es un proceso que ocurre con el tiempo. Por ello, es recomendable que se asegure de mantener conversaciones continuas para ver cómo se siente tu hijo.
Sanar no significa olvidarse del ser querido. Significa recordar a la persona con amor y dejar que los recuerdos positivos generen buenos sentimientos.
ACTIVIDADES PARA HACER CON NIÑOS EN SITUACIÓN DE DUELO Y PÉRDIDA:
Arte terapia, comprensión de las emociones, técnicas de afrontamiento y relajación muscular progresiva.
“ Poder llorar la muerte de un ser querido adecuadamente y afrontar la pérdida antes de que se produzca, en el momento en que ocurre y sobre todo después, hace que el niño/a no pueda sentirse culpable, deprimido, enojado o asustado. Cuando ayudamos a nuestros hijos a curarse del dolor que produce la herida emocional más profunda de todas –la muerte de un ser querido -, los estamos dotando de unas capacidades y una comprensión importantes, que le servirán para el resto de sus vidas”. (William C. Kroen).
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Recuerda: DATE LA OPORTUNIDAD
Ana María Jordán Ruiz. Psicóloga experta en estimulación temprana. La Casilla Centro de estimulación cognitiva. 655 92 26 24