El ataque de pánico, o más usualmente conocido como ataque de ansiedad, es un episodio de miedo intenso repentino que desencadena una serie de reacciones físicas cuando no hay ninguna causa aparente ni ningún peligro real.
Cuando se produce un ataque de pánico, es normal pensar que estás perdiendo el control, estás teniendo un infarto o incluso que te vas a morir.
Mucha gente puede simplemente tener uno o dos ataques de pánico en su vida y el problema desaparece, quizás cuando la situación estresante termina. Pero también hay personas que tienen ataques de pánico recurrentes e inesperados y pasan largos periodos de tiempo con miedo constante a tener otro ataque.
A pesar de que los ataques de pánico en sí mismo no ponen en riesgo la vida, pueden ser aterradores afectar a tu vida de una manera importante.
Normalmente, suceden de manera repentina, sin avisar (cuando estás conduciendo, cuando estás en el centro comercial, mientras paseas o cuando estás profundamente dormido).
Aunque los síntomas varían, los ataques de pánico o de ansiedad tienen los siguientes síntomas:
- Sensación de muerte inmediata o de peligro.
- Miedo a perder el control o a la muerte.
- Latido del corazón rápido y fuerte.
- Sudoración.
- Temblores
- Falta de respiración u opresión en la garganta.
- Sofocos.
- Náuseas y mareos.
- Dolor en el pecho.
- Dolor de cabeza.
- Vértigos, debilidad o aturdimiento.
- Sensación de hormigueo.
En estos casos de ataques de pánico es esencial acudir al psicólogo para lograr un entendimiento de dicho ataque y comprender las causas que lo provocan, así como realizar una buena gestión del pensamiento en esos casos.
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Recuerda: DATE LA OPORTUNIDAD
Pablo Larios Jiménez, psicólogo general sanitario.
